miércoles, 9 de abril de 2014

SE JUBILA DON MANUEL


Cuando regresemos de las vacaciones de Semana Santa, don Manuel Lopezosa Sevilla no volverá al colegio. A don Manuel lo jubilan las circunstancias económicas de esta crisis que, en mayor o menor grado, nos está afectando a todos. Don Manuel se jubila "a empujones". Con la edad mínima para marcharse y una enormidad de años en la docencia, ha decidido (con buen criterio) coger su mochila, cargada de libros, de fichas y de recuerdos e irse. La incertidumbre es tal que nadie puede asegurarle que dentro de un año, de dos o de cinco, podrá irse con las mismas condiciones con las que ahora lo deja. Está hecho un buen mozo y ganas y fuerzas para seguir enseñando le sobran, pero no puede permitirse el lujo de tentar a la suerte. Ha sembrado y, como quien siembra recoge, esta tarde se han reunido en torno a él, en su aula, sus alumnos, sus alumnas y sus madres, porque son siempre las mujeres las que se remangan cuando se trata de hacer cosas importantes y la de esta tarde lo era.

Han entrado en clase de manera furtiva, por sorpresa, ante la cara de asombro de don Manuel, para despedirse, para arroparlo en un momento que seguro no es del todo plato de su gusto. Se han sentado en los pupitres y han esperado a que él, con un nudo en la garganta, se arrancase. Les ha agradecido su colaboración, les ha contado que se siente muy satisfecho del trabajo realizado, "porque todos estos niños y estas niñas son muy buenos", les ha garantizado que en breve alguien lo sustituirá y les ha explicado que se marcha porque no le queda otra, ante la perspectiva de un futuro profesional que no le asegura una jubilación tan digna como la que ahora tendrá.

Las madres le han agradecido estos años de trabajo y han dado por buena su marcha, siempre que sea para su bien. Otros vendrán y "se rifarán este curso, porque es muy bueno", ha dicho emocionado. Al final de este encuentro ha recibido como regalo una tablet, que algunos nos encargaremos de ponerle en solfa.

Se marcha Manolo Lopezosa y muchos echaremos de menos su buena educación y su caballerosidad, también su espíritu de servicio. Nos acordaremos de él cada mañana cuando, a las ocho y media, ya no lo encontremos esperando en la calle a que alguien abra la puerta del colegio. Todos notaremos su ausencia porque, cuando un compañero o una compañera se marchan, es como si alguien nos robase un trocito de nuestra historia personal.

No vamos a caer en el topicazo fácil del "jubilatio que significa júbilo", eso queda para los cursis. A nosotros nos queda el privilegio de haberlo tenido como compañero y como amigo. Nos queda desearle sólo lo mejor y sugerirle que se escape por esa sierra y por esos montes, para disfrutar de esa Naturaleza cazorleña que a él le gusta tanto y que vaya recogiendo por ahí a otros "jubilatas", que recientemente nos dejaron y a los que seguimos echando de menos.

Ya sabes dónde estamos, amigo. El colegio siempre será tu casa. Que seas feliz. Es lo que importa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario